sábado, 5 de marzo de 2011

Honesty

Lo supe desde el primer momento y cuando dijiste su nombre pensé que, para lo bueno y para lo malo, sí he heredado la intuición de mi madre.

Lo que me pasó fue que me sentí débil y tuve miedo, porque yo soy mujer, y como mujer me siento capaz de sustituir eficazmente a casi cualquier otra mujer, tanto en lo emocional como en lo sexual. Pero no a un hombre. Me pregunté por qué lo habrías hecho y por qué con él y volví a tener miedo porque él es él y yo acabo de llegar y pensé que no puedo competir con él, porque soy mujer, y no entiendo nada, y soy estúpida y egoísta. Tuve miedo de que él pudiese amenazar mi posición, es cierto. No pensé que lo que hicisteis fuera malo, lo malo fue la manera en que me hizo sentir saberlo, porque de pronto me sentí muy pequeña y muy sola, como si tuviera cuatro años y me hubiera perdido de mi madre en una calle llena de gente.

La noche de reyes, L hizo lo mismo con J. Tal vez lo que lo haga más aceptable es el hecho de que, aunque son dos amigos que no sienten nada el uno hacia la otra, son de distinto sexo. Tiene gracia; una vive para descubrir que, a pesar de todas las palmaditas autocomplacientes que se da a sí misma en la espalda por tolerante, tiene, tal vez, más prejuicios que nadie. Ahora aquello sencillamente pasó, sucedió, yo no estaba allí, todavía estaba lejos, muy lejos, a años luz, y nada importa. No importa y no tiene por qué importar nunca más. Importa que me lo hayas dicho y también importa que yo haya sabido escucharte al final.

Eres valiente. Quiero estar contigo. Muy cerca de ti. Y muy dentro, si me dejas.

2 +:

Rudo Curtir dijo...

Es un chico con suerte.

Ada dijo...

Eso realmente no lo sabemos.