miércoles, 2 de marzo de 2011

P

Eres un pusilánime y un débil. De ella he heredado la esclavitud de la voluntad, pero de ti el miedo y la inercia. ¿Por qué no sabes negarte? ¿Por qué no sabes gritarme, enfadarte? ¿Por qué te escondes como un cobarde después de hacer cosas que sabes que están mal? ¿Por qué no sabes dar la cara? Por tu culpa yo tampoco sé hacer nada de eso y a veces siento que me ahogo a largo plazo, hoy no, eso seguro, pero un día siento que tendré que morirme antes que seguir aguantando esta blandura, esta maleabilidad horrible que me constituye en un ser amorfo y despreciable.