miércoles, 18 de mayo de 2011

Hola, mamá

[...] Se trata de uno de esos típicos matrimonios en los que el padre está muy ocupado trabajando y la madre manifiesta su ambición social en su hijo. Éste ha de tener éxito para realizar los deseos y las expectativas de su madre y adular a su vanidad. Una madre no ve así el carácter real de su hijo, su individualidad y sus necesidades. Se proyecta a sí misma en su hijo y lo gobierna con una voluntad de poder despiadada. [...] Los hijos de estas madres tienen en la práctica el significado de unos muñecos a los que se puede vestir y adornar a capricho. No son más que unas piezas mudas en el tablero de ajedrez del egoísmo de sus padres, y todo esto sucede con el pretexto de sacrificarse por los hijos, cuya felicidad es la única meta en la vida de una madre. Pero en realidad a esta chica no se le da amor real. Por esta razón padece unos síntomas sexuales precoces, como muchos niños desatendidos, y está inundada por el amor "natural". [...] Nada puede alejar más a un niño de sí mismo que los esfuerzos de su madre por encarnarse en él sin tomar en consideración ni una sóla vez que un hijo no es un apéndice de su madre, sino un ser nuevo e individual, a menudo dotado de un carácter que no se parece al de sus padres y que a veces es incluso terriblemente diferente.

C. G. Jung