Los partos son dolorosos aun cuando la madre es de caderas anchas. Así que es absurdo pensar que a mí, por ejemplo, me resulte sencillo crear cosas. La mayoría de la gente cree aquellos que hacen arte -cada día odio más esa palabra- lo hacen sin inmutarse, sin sudar, sin sangrar, sin llorar, sin gritar.
Yo sudo, sangro, lloro y grito más y más cada día.
Durante una época y hasta hace muy poco temí que, a pesar de todos mis esfuerzos, la criatura naciese muerta.
Hoy lo que más temo es que, a pesar de todos los esfuerzos, no sea capaz de dar a luz.
Estoy bastante segura de que, en un futuro no muy lejano temeré comprender que, en realidad, no tengo nada que dar a luz.
sábado, 14 de mayo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 +:
Publicar un comentario